El Vía Crucis es una manera de recordar la pasión de Jesús y de revivir con Él y acompañarlo en los sufrimientos que tuvo en el camino al Calvario. ¿Cómo se reza un Vía Crucis?Esta costumbre viene desde finales del siglo V, cuando los cristianos en Jerusalén, se reunían por la mañana del Viernes Santo a venerar la cruz de Jesús. Volvían a reunirse al empezar la tarde para escuchar la lectura de la Pasión. El Vía Crucis es una manera de recordar la pasión de Jesús y de revivir con Él y acompañarlo en los sufrimientos que tuvo en el camino al Calvario. Se divide en catorce estaciones que narran, paso a paso, la Pasión de Cristo desde que es condenado a muerte hasta que es colocado en el sepulcro. El Vía Crucis se reza caminando en procesión, como simbolismo del camino que tuvo que recorrer Jesús hasta el Monte Calvario. Hasta adelante, alguno de los participantes lleva una cruz grande y es el que preside la procesión. Se hacen paradas a lo largo del camino para reflexionar en cada una de las estaciones, mediante alguna lectura específica. Si se desea, después de escuchar con atención la estación que se medita y al final de cada una, se puede rezar un Padrenuestro, mientras se camina hasta la siguiente estación. El que lleva la cruz, se la puede pasar a otra persona. Estaciones del Vía Crucis para JóvenesI ESTACIÓN Jesús es condenado a muerte Te adoramos, ¡Oh Cristo!, y te bendecimos. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Mi buen Jesús, te han condenado a muerte. ¿Estás triste? ¿Estás asustado? En tu lugar yo me sentiría así. Yo quiero quedarme junto a ti para que no te sientas sólo. Ayúdame, Jesús, a tener fuerzas para quedarme junto a ti. II ESTACIÓN Jesús carga con la cruz Te adoramos, ¡Oh Cristo!, y te bendecimos. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Jesús mío, te han cargado con la cruz. La veo muy grande y seguramente te pesa mucho. Yo quiero ayudarte. Dios mío, ayúdame a portarme muy bien y así ayudar a Jesús, tu Hijo, para que la cruz le pese un poco menos este Viernes Santo. III ESTACIÓN Jesús cae por primera vez Te adoramos, ¡Oh Cristo!, y te bendecimos. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Te has lastimado, mi buen Jesús, pero te vuelves a levantar. Sabes que debes seguir adelante. Yo quiero seguir contigo. Dios mío, dame fuerzas para levantarme cuando me caiga y así seguir adelante, como lo hizo Jesús. IV ESTACIÓN Jesús encuentra a María. Te adoramos, ¡Oh Cristo!, y te bendecimos. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo. María, ves pasar a tu Hijo y te duele mucho verlo así. Te duele más que a todos nosotros. Pero tú confías en Dios y Él te hace fuerte y mantiene viva tu esperanza en la resurrección. María, déjame estar contigo acompañándote y ayúdame a parecerme cada día más a ti. V ESTACIÓN Jesús es ayudado por el Cireneo Te adoramos, ¡Oh Cristo!, y te bendecimos. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo. El Cireneo te ayuda a cargar la cruz. Yo también quiero ayudarte cada vez que te vea cansado. Dios mío, ayúdame a ser generoso y servicial. En mi casa, en la escuela y en todo lugar para así parecerme al Cireneo y ayudar a tu Hijo a cargar la cruz. VI ESTACIÓN La Verónica enjuga el rostro de Jesús Te adoramos, ¡Oh Cristo!, y te bendecimos. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Una mujer se ha acercado a ti, mi buen Jesús y te ha limpiado la cara. Tú la miras con mucho amor. Así quieres que tratemos a nuestros semejantes. Dios mío, así como la Verónica se acercó con tu Hijo, yo también quiero hacerlo con mis hermanos. VII ESTACIÓN Jesús cae por segunda vez Te adoramos, ¡Oh Cristo!, y te bendecimos. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Otra vez te has caído, mi buen Jesús. Es que el camino es muy largo y difícil. Pero nuevamente tú te has levantado. Tú sabes que es necesario levantarse y seguir adelante hasta el final. Jesús, ayúdame a levantarme igual que tú, para poder seguir adelante en mi camino hacia ti. VIII ESTACIÓN Jesús consuela a las santas mujeres Te adoramos, ¡Oh Cristo!, y te bendecimos. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Hay unas mujeres en el camino del calvario y tú te has detenido a saludarlas. Es tan grande tu corazón que las consuelas, en lugar de recibirlo. Quieres darles la esperanza de la Resurrección. Dios mío, ayúdame a tener el corazón tan grande como el de tu Hijo Jesús, para ayudar siempre a mis hermanos. IX ESTACIÓN Jesús cae por tercera vez Te adoramos, ¡Oh Cristo!, y te bendecimos. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Una vez más, mi buen Jesús, una vez más has caído. Y una vez más te has levantado. Tú sabes que es necesario llegar hasta el final para así poder salvarnos del pecado. Gracias, mi buen Jesús, porque te levantaste y así me salvaste. Ayúdame a mí a levantarme cada vez que me caiga. X ESTACIÓN Jesús es despojado de sus vestidura Te adoramos, ¡Oh Cristo!, y te bendecimos. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Mi buen Jesús. Te quitan la única túnica que tienes y los soldados la juegan a los dados. Vas a morir pobre, como también naciste pobre. Pero tú nos dijiste una vez que tu Reino no es de éste mundo, y son las puertas del cielo las que quieres abrir para nosotros. Gracias, mi buen Jesús, gracias por querer salvarme. XI ESTACIÓN Jesús es clavado en la cruz Te adoramos, ¡Oh Cristo!, y te bendecimos. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Has llegado a la parte alta del monte, mi buen Jesús. Y te clavaron en la cruz como si fueras el peor de los ladrones. Pero tú sabes perdonar a quienes lo hicieron. Y también nos perdonas nuestras faltas. Jesús mío, también perdóname a mí. Yo te quiero mucho y no me gusta verte así. XII ESTACIÓN Jesús muere la cruz Te adoramos, ¡Oh Cristo!, y te bendecimos. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Mi buen Jesús, viniste al mundo a salvarnos y ahora lo has logrado. Con tu muerte en la cruz, con tu obediencia a tu Padre nos has abierto las puertas del cielo. Gracias, mi buen Jesús, gracias. Ahora ayúdame para que yo me gane el Cielo. XIII ESTACIÓN Jesús es bajado de la cruz Te adoramos, ¡Oh Cristo!, y te bendecimos. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo. María, tu Madre, te detiene entre sus brazos. Está muy triste, pero sigue confiando en Dios. Ella sabe que este no es el final. María, tú te convertiste en mi Madre desde la cruz. Jesús nos ha querido hacer ese regalo.Ayúdame a estar muy cerca de ti y de tu hijo toda mi vida. XIV Jesús es colocado en el sepulcro Te adoramos, ¡Oh Cristo!, y te bendecimos. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Ahora todo ha terminado. La gente vuelve a su casa. Pero a nosotros nos queda la esperanza de la resurrección. Sabemos que tú vivirás siempre. En el Cielo, en el Sagrario y también en nuestro corazón. Ayúdame, mi buen Jesús, ayúdame a resucitar contigo cada día, y a vivir con la alegría de la resurrección.
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Enero 2015
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